En los últimos días ha sido noticia la aprobación de la Ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como «Ley de empresas emergentes» que reconoce una serie de beneficios si cumplen los requisitos fijados legalmente.

La mercantil debe cumplir una determinada antigüedad; Ser de nueva creación o de un máximo de cinco años desde su constitución. Siete años en el caso del sector de biotecnología, energía, industrial u otros según el avance del estado de la tecnología.

Ser independiente

Tener sede social o establecimiento permanente en España

Un porcentaje mayoritario de la plantilla con contrato en España

De carácter innovador

No ser cotizada ni haber distribuido dividendos y no tener un volumen de negocio superior a los cinco millones de euros.

Incluso cumpliendo con los requisitos enunciados no se podrán acoger a la Ley las empresas fundadas o dirigidas por una persona que no esté al corriente de las obligaciones tributarias y con la Seguridad Social, haya sido condenada por sentencia firme por determinados delitos económicos o se trate de una empresa que haya perdido la posibilidad de contratar con la Administración.

La declaración de «empresa emergente» la otorga ENISA (Empresa Nacional de Innovación, S.A.) mediante un trámite en el que la ley introduce un silencio positivo en caso de que la Administración no resuelva.

Los beneficios otorgados son múltiples:

En primer lugar, en el ámbito fiscal, la tributación del impuesto sobre sociedades pasa del 25 al 15% durante los primeros cuatro años y extendiendo el aplazamiento del pago de las deudas tributarias durante los 2 primeros años de actividad.

Se eleva el importe de la exención de tributación de las «stock options«, es decir, el pago a los empleados mediante participaciones en la empresa.

Por otro lado, se implementan medidas orientadas a facilitar el emprendimiento y la inversión de extranjeros, reduciendo la burocracia, informatizando procedimientos e incluso permitiendo adecuaciones de la política retributiva.

Fomenta los «regulatory sandbox» espacios donde se exceptúa la normativa general, bajo la supervisión de un organismo o entidad reguladora, para evaluar la utilidad, viabilidad y el impacto de innovaciones tecnológicas en los diferentes sectores de actividad, se contempla la posibilidad de que las empresas emergentes hagan pruebas durante un año, en un entorno controlado por el regulador correspondiente. Se favorece la colaboración público-privada.

No duden en contactarnos para cualquier aclaración.