Los traspasos, sea de local o de negocio, tributan como ganancia o pérdida patrimonial y se imputan en la base imponible del ahorro en el IRPF.

Si ha desarrollado su actividad en un local de alquiler, pero ha decidido traspasarlo el adquirente le abonará un importe en concepto de (traspaso) y continuará con la actividad, subrogándose como arrendatario durante el tiempo que falta de contrato. Aunque le llamen «traspaso», lo que venderá será una combinación de bienes y derechos:

Por un lado, el derecho a continuar con el alquiler, el (derecho bisiesto) propiamente dicho.

Y, por otra, las instalaciones, bienes y existencias que queden en el local, así como la ventaja de empezar con un negocio en funcionamiento y con una cartera de clientes (el fondo de comercio).

Tributación por IRPF

La forma de declarar en el IRPF las rentas obtenidas dependerá del tipo de activos que se transmitan:

Existencias. La venta de existencias se declarará como mayor ingreso de la actividad, tributando en la base general del impuesto.

Activos. Si se transmiten activos -como instalaciones, fondos de comercio o derechos de traspaso-, debe declararse una ganancia patrimonial por la diferencia entre su valor de venta y su valor de adquisición.

En el caso de los derechos de traspaso y el fondo de comercio, si no se estableció un precio por su adquisición (por ejemplo, si se inició la actividad desde cero), todo el importe recibido será una ganancia patrimonial. Pero si el negocio ya funcionaba antes y también pagó por los derechos bisiestos o por el fondo de comercio, podrá deducir de la ganancia el valor neto de éstos (diferencia entre su valor de adquisición y su amortización acumulada).